KDE

El sistema de ventanas X nació hace ya mucho tiempo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, y desde su nacimiento fue pensado por y para uso científico. Con necesidades muy distintas a las del usuario de escritorio, se caracterizó por su combinación de tremenda riqueza técnica con una indudablemente espartana forma de trabajo. Una arranque típico incluía el arranque de una ventana de terminal desde la cual se corrían todos los programas subsiguientes. Posteriormente, aparecieron gestores de ventanas como el FVWM o el AfterStep, que permitían definir menúes para arrancar los programas más usuales, eso sí, editando sus largos y a veces complejos archivos de configuración.

Hace poco más de dos años, un grupo de jóvenes alemanes deciden la necesidad, ante la creciente popularidad de Linux, crear un paquete que convirtiera a X en un sistema más fácil de usar, o según sus propias palabras, brindar “un moderno entorno gráfico junto a la superioridad de Unix”. Este proyecto, llamado KDE, creció hasta convertirse en un sistema de escritorio completo, ya que además de las utilidades que comprende el proyecto base, el equipo del KDE definió el aspecto y comportamiento para que otros programas que alguien escriba se integre coherentemente en el entorno del KDE.

El sistema base del KDE consiste en su propio gestor de ventanas, un escritorio basado en íconos, una combinación de gestor de archivos, cliente Web y FTP, un editor de texto, editor de configuración, su propia terminal y otros. Provee un entorno cómodo para el usuario medio, con las características habituales de Windows y Mac, junto con otras como definir hasta ocho escritorios independientes donde acomodar nuestras ventanas, mayores facilidades de personalización, etc.

En cuanto a las aplicaciones adicionales, existen ya bastantes utilidades y algunos juegos, siendo muchos reemplazos para programas existentes para consola o bien versiones de programas existentes para X que han sido adaptados para integrarse a KDE. Mientras tanto se siguen desarrollando nuevas aplicaciones, como una suite de oficina completa, el KOffice, y otras.

Siendo justo mencionar también sus debilidades, las más destacables son el hecho de que contrastando con el bajo nivel de recursos que se suele adjudicar a Linux, KDE requiere al menos un Pentium y entre 16 y 32MB para trabajar con comodidad, si bien sigue siendo una configuración al alcance de la mayoría en estos días. Además, estimo conveniente el agregado de atajos de teclado, que no todos los botones e ítems de menú tienen. Por último, si bien existe progreso al respecto, la disponibilidad en castellano hoy se limita a los menúes y ventanas, no se dispone todavía de la traducción de los manuales.

Julio Cezar gazquez - julio@lugro.org.ar

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